PARTE DE UN TEXTO SOBRE LA ORACION
Permíteme pues que razone un poco contigo, pobre alma ciega, ignorante y aturdida. (a) Quizás tu mejor oración sea decir: "Padre nuestro que estás en los cielos, etc. ¿Conoces el significado de las primeras palabras de esta oración? ¿Puedes sin vacilación clamar, uniéndote al resto de los santos: "Padre nuestro"? ¿Has nacido realmente de nuevo? ¿has recibido el espíritu de adopción? ¿te ves a ti mismo en Cristo, y puedes allegarte a Dios como miembro de su Hijo? ¿o ignoras estas cosas, y aun osas decir: "Padre nuestro"? ¿No es el diablo tu padre? ¿y no haces las obras de la carne? ¡y te atreves a decir a Dios: "Padre nuestro"! Peor aun,¿no eres uno de los que encarnizadamente persiguen a los hijos de Dios? ¿no los has maldecido en tu corazón muchas veces? ¡y aun permites que de tu garganta blasfema salgan las palabras: "Padre nuestro"! El es Padre de aquellos a quienes aborreces y persigues. Del mismo modo que el diablo se presentó entre los hijos de Dios (Job 2:1) cuando éstos vinieron a comparecer ante el Padre, así ocurre ahora: si a los santos se les manda orar diciendo "Padre nuestro", todo el populacho ciego e ignorante del mundo entero ha de usar también las mismas palabras: "Padre nuestro".
(b) ¿Y dices de veras "Santificado sea tu nombre", de corazón? ¿te esfuerzas de todas las maneras honestas y legítimas en ensalzar el nombre, la santidad y la majestad de Dios? ¿Es tu corazón, tu manera de vivir, compatible con este pasaje? ¿te esfuerzas en imitara Cristo en todas las obras de justicia que Dios pide de ti, y que te manda? Así es, si eres de los que pueden en verdad clamar, con la aprobación de Dios: "Padre nuestro". ¿ 0 no será éste el último de tus pensamientos en todo el día? ¿No demuestras claramente que eres un hipócrita maldito, al condenar con tú práctica diaria lo que pretendes mostrar en tu oración con tu lengua embustera?
De veras quisieras que viniese el reino de Dios, y que se hiciese su voluntad en la tierra como en el cielo? Más aun, aunque tú, en la letra, dices: Venga tu reino, ¿no es cierto que te llevaría al borde de la locura oír el sonido de la trompeta, ver cómo los muertos resucitan, y tú mismo tener que comparecer delante de Dios, a dar cuenta de todo lo que has hecho con el cuerpo? Más aun, ¿acaso el sólo pensarlo no te disgusta en sumo grado? Y si la voluntad de Dios se hace en la tierra como en el cielo, ¿no va a ser tu ruina? En el cielo no hay un solo rebelde contra Dios; y si procede igualmente con la tierra, ¿no tendrá que lanzarte al infierno? Y lo mismo en cuanto al resto de las peticiones. ¡Ah, qué triste aspecto tendrían aquellos hombres, y con qué terror caminarían por el mundo, si supieran la mentira y la blasfemia que sale de su boca aun en su más perfecta simulación de santidad! ¡Que el Señor os despierte y os enseñe, pobres almas, a atender en toda humildad para que no seáis temerarios e ignorantes tocante a vuestro propio corazón, y mucho más en cuanto a vuestra boca! Cuando comparezcas delante de Dios (como dice el sabio), "no te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra" (Eclesiastés 5:2), especialmente a llamar a Dios "Padre" sin que tengas alguna bendita experiencia. Mas prosigamos nuestras consideraciones.
Permíteme pues que razone un poco contigo, pobre alma ciega, ignorante y aturdida. (a) Quizás tu mejor oración sea decir: "Padre nuestro que estás en los cielos, etc. ¿Conoces el significado de las primeras palabras de esta oración? ¿Puedes sin vacilación clamar, uniéndote al resto de los santos: "Padre nuestro"? ¿Has nacido realmente de nuevo? ¿has recibido el espíritu de adopción? ¿te ves a ti mismo en Cristo, y puedes allegarte a Dios como miembro de su Hijo? ¿o ignoras estas cosas, y aun osas decir: "Padre nuestro"? ¿No es el diablo tu padre? ¿y no haces las obras de la carne? ¡y te atreves a decir a Dios: "Padre nuestro"! Peor aun,¿no eres uno de los que encarnizadamente persiguen a los hijos de Dios? ¿no los has maldecido en tu corazón muchas veces? ¡y aun permites que de tu garganta blasfema salgan las palabras: "Padre nuestro"! El es Padre de aquellos a quienes aborreces y persigues. Del mismo modo que el diablo se presentó entre los hijos de Dios (Job 2:1) cuando éstos vinieron a comparecer ante el Padre, así ocurre ahora: si a los santos se les manda orar diciendo "Padre nuestro", todo el populacho ciego e ignorante del mundo entero ha de usar también las mismas palabras: "Padre nuestro".
(b) ¿Y dices de veras "Santificado sea tu nombre", de corazón? ¿te esfuerzas de todas las maneras honestas y legítimas en ensalzar el nombre, la santidad y la majestad de Dios? ¿Es tu corazón, tu manera de vivir, compatible con este pasaje? ¿te esfuerzas en imitara Cristo en todas las obras de justicia que Dios pide de ti, y que te manda? Así es, si eres de los que pueden en verdad clamar, con la aprobación de Dios: "Padre nuestro". ¿ 0 no será éste el último de tus pensamientos en todo el día? ¿No demuestras claramente que eres un hipócrita maldito, al condenar con tú práctica diaria lo que pretendes mostrar en tu oración con tu lengua embustera?
De veras quisieras que viniese el reino de Dios, y que se hiciese su voluntad en la tierra como en el cielo? Más aun, aunque tú, en la letra, dices: Venga tu reino, ¿no es cierto que te llevaría al borde de la locura oír el sonido de la trompeta, ver cómo los muertos resucitan, y tú mismo tener que comparecer delante de Dios, a dar cuenta de todo lo que has hecho con el cuerpo? Más aun, ¿acaso el sólo pensarlo no te disgusta en sumo grado? Y si la voluntad de Dios se hace en la tierra como en el cielo, ¿no va a ser tu ruina? En el cielo no hay un solo rebelde contra Dios; y si procede igualmente con la tierra, ¿no tendrá que lanzarte al infierno? Y lo mismo en cuanto al resto de las peticiones. ¡Ah, qué triste aspecto tendrían aquellos hombres, y con qué terror caminarían por el mundo, si supieran la mentira y la blasfemia que sale de su boca aun en su más perfecta simulación de santidad! ¡Que el Señor os despierte y os enseñe, pobres almas, a atender en toda humildad para que no seáis temerarios e ignorantes tocante a vuestro propio corazón, y mucho más en cuanto a vuestra boca! Cuando comparezcas delante de Dios (como dice el sabio), "no te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra" (Eclesiastés 5:2), especialmente a llamar a Dios "Padre" sin que tengas alguna bendita experiencia. Mas prosigamos nuestras consideraciones.
Es dura palabra!!! pero que bella enseñanza!!! , pues estas palabras no las dije yo , las dijo Jhon Bunyan un hijo de Dios quien con la otra parte de su enseñanza me hizo llorar .
Sé que lo que voy a decir es suficiente para que vosotros, hombres pobres, ciegos y carnales, os forméis extrañas opiniones de mí. Cuando voy a orar siento que mi corazón se toma reacio a allegarse a Dios; y no sólo eso, sino que una vez en su presencia experimento tanta aversión, que muchas veces me veo obligado a pedirle, primeramente, que tome mi corazón y lo atraiga a sí en Cristo, y cuando está allí, que lo mantenga cerca de El. Más aun, a menudo no sé qué pedir, tal es mi ceguera; ni cómo orar, tal es mi ignorancia. ¡Ay de nosotros, si por la bendita gracia, el Espíritu no ayudare nuestra flaqueza! ¡Oh, las dificultades que el corazón encuentra para empezar en el momento de la oración! Nadie sabe cuántos caminos apartados y tortuosos torna el corazón para alejarse de la presencia de Dios. ¡Cuánto orgullo, también, si se le permite expresarse! ¡Cuánta hipocresía, en presencia de los demás! ¡Y qué poco se comprende entonces la oración entre Dios y el alma en secreto, a menos que el Espíritu haya acudido para ayudad Cuando el Espíritu entra en el corazón, hay oración verdadera, pero no antes.........
Una vez iluminado el entendimiento, queda abierto el camino para que el alma se allegue a Dios con argumentos adecuados, a veces en forma de contienda, como en el caso de Jacob (Génesis 32: g); a veces -en forma de súplica, y no verbalmente tan sólo, sino que aun en el corazón el Espíritu introduce a través del entendimiento argumentos eficaces y capaces de conmover el corazón de Dios. Cuando Efraín llega a entender debidamente cuál ha sido su vil actitud hacia el Señor, empieza a lamentarse (Jeremías 31:18, 19, 20). Y al lamentarse contra sí mismo, emplea tales argumentos que conmueve el corazón del Señor, obtiene su perdón, y se hace agradable a sus ojos por medio de Jesucristo nuestro Señor: "Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba", dice Dios. "Azotásteme, y fui castigado como novillo indómito: conviérteme y seré convertido; porque tú eres Jehová mi Dios. Porque después que me convertí, tuve arrepentimiento, y después que me conocí'? (o recibí instrucción en cuanto a mí mismo), "herí el muslo: avergoncéme, y confundíme, porque llevé la afrenta de mis mocedades." Estas son las quejas y lamentaciones de Efraín contra sí mismo; ante las cuales el Señor irrumpe en las siguientes expresiones, capaces de derretir un corazón: "¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño delicioso? pues desde que hablé de él, heme acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él: apiadado, tendré de él misericordia, dice Jehová." Podéis, pues, ver, que es necesario orar con el Espíritu, pero también con entendimiento.
BENDITO SEÑOR ENSEÑANOS A ORAR !!!!!!!!!